Ruta Cervantina - Alcalá de Henares - Madrid - España.pdf


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Guía Turís Tica
aLcaLÁ DE HENarEs
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Estimados amigos, estimadas amigas:
Es un honor para mí poder escribir unas líneas en este folleto que presenta la
“Ruta Cervantina de Alcalá de Henares”.
Alcalá, territorio Cervantino por excelencia, se siente muy orgullosa de ser la
cuna del Príncipe de los Ingenios, de la mayor figura de la literatura española.
Nuestra ciudad no se podría entender sin Cervantes. Y estoy convencido de
que Cervantes tampoco se podría entender sin Alcalá.
La relación de Don Miguel con Alcalá no finaliza con el nacimiento del escritor en nuestra ciudad. Hay
multitud de relaciones entre Cervantes, su familia, y este municipio. Esta Ruta Cervantina ayudará a
conocerlas y reconstruirlas.
Son numerosas las ubicaciones de Alcalá que tienen una gran relación con Cervantes y que se visitan
en esta Ruta: desde la Capilla del Oidor en la que fue bautizado el 9 de octubre de 1547, la Imprenta La
Galatea, en la que se imprimió su primera novela, el Museo Casa Natal y muchos más.
Durante 2016, y hasta el 23 de abril de 2017, Alcalá está celebrando el IV Centenario de la Muerte de
Miguel de Cervantes. Esta conmemoración ha motivado a nuestra ciudad y a sus habitantes a implicarse
en el recuerdo de nuestro hijo más ilustre.
Espero que su visita a Alcalá cumpla con todas las expectativas de los visitantes y que disfruten de este
lugar llamado Alcalá, que tras las huellas de Cervantes se convirtió en una gran ciudad.
Un saludo
Javier Rodríguez Palacios
Alcalde de Alcalá de Henares
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Estimado/a Amigo/a
Bienvenidos a la Ruta de Cervantes en Alcalá de Henares. En el año 2016 y con
motivo del IV Centenario de la Muerte del escritor la Concejalía de Turismo
realizó esta guía, que editamos por tercera vez, en homenaje a Cervantes y para
a dar a conocer aquellos lugares de la ciudad más directamente relacionados
con su vida y obra.
En Alcalá tenemos el orgullo de ser la cuna natal de Miguel de Cervantes y al
mismo tiempo la responsabilidad de mantener y dar a conocer su legado. La
relación de Cervantes con Alcalá no fue casual, su abuelo Pedro de Cervantes fue corregidor de la villa,
su padre Rodrigo también nació en Alcalá así como cuatro de sus hermanos, bautizados en la misma
Parroquia de Santa María la Mayor, lugar en el que se inicia esta ruta, y en el que fue bautizado Cervantes
un 9 de octubre de 1547.
Aunque apenas gozó de reconocimiento en vida y murió en la pobreza, paseando por nuestras calles
vería con asombro como le dedicamos la plaza que él conoció como del Mercado, hoy de Cervantes y
adornada con su estatua. Nos gustaría que así fuese, que pudiese ver como la ciudad y el mundo entero
le reconocen hoy como el gran escritor que fue, el autor de la novela más leída de todos los tiempos.
En el Museo Casa Natal de Cervantes, ubicado en la casa en la que nació se recrea la vida de una familia
acomodada de la época, un lugar de paso obligado, atravesar su umbral nos traslada al Siglo de Oro,
pasear por sus salas repletas de ediciones de El Quijote en todas las lenguas nos transmite la fama mundial
de un autor que ha llegado al corazón de millones de lectores en todas las épocas y a todo tipo de públicos.
Les invitamos a recorrer nuestras calles siguiendo esta ruta, conocer los mismos lugares por los que
paseó Cervantes y adentrarse en el mundo que conoció y le inspiró.
María Aranguren
Concejal de Turismo
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En un lugar de Alcalá, tras las huellas de Cervantes
“En las riberas del famoso Henares, que al vuestro dorado Tajo, hermosísimas pastoras, da siempre fresco y
agradable tributo, fui yo nascida y criada, y no en tan baja fortuna que me tuviese por la peor de mi aldea.”
Primer Libro de La Galatea.
Como en La Galatea, y quizá en un guiño biográfico del magistral autor, vio la luz en un lugar de Alcalá,
Miguel de Cervantes. Así, la gran Compluto quedó para siempre unida al nombre más ilustre de las letras
castellanas, aquel con el que el idioma, que une a más de cuatrocientos millones de personas, alcanzó la
madurez. Sí, y fue aquí, en esta misma ciudad, dónde su padre el cirujano sangrador Rodrigo de Cervantes,
lo llevó a bautizar en la parroquia de Santa María, un domingo de octubre de 1547.
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No cuesta imaginar una festiva y soleada mañana complutense, en pleno veranillo de San Miguel, un día 9
de octubre de esos en los que el calor del sol todavía hace que los alcalaínos dejen sus casas y salgan a
pasear por la Calle Mayor, una mañana en que, en palabras de Francisco Navarro y Ledesma “...por entre el
bullicio y estruendo del domingo un hombre joven, pero avejentado, caminaba llevando en brazos, abrigada
con la capa, una criatura recién nacida. Era el cirujano Rodrigo de Cervantes, a quien acompañaba su amigo
Juan Pardo. Marchaba derecho, con ese aire retador que tienen los muy sordos”.
La Familia de Cervantes y su relación con
Alcalá de Henares
Cuando el Cardenal Cisneros proyecta la gran
ciudad Universitaria en la que se convertirá Alcalá
precisa de un completo entramado administrativo
para la entonces villa. El 1508 se inicia el primer
curso de la Universidad y en este contexto vendrá
a la ciudad Pedro de Cervantes que desempeñará el
cargo de Corregidor, llamará a su sobrino Juan de
Cervantes, abuelo del escritor y licenciado en leyes
por Salamanca a ocupar el puesto de teniente de
Corregidor en 1509. El padre de Cervantes, Rodrigo,
nacerá en Alcalá, pero la inestable carrera de su
padre llevará a la familia a un periplo por España
que les traerá de nuevo a nuestra ciudad en 1532,
se instalarán en una casa de la Calle Imagen, en el
número 2 junto a la Calle Mayor y al Hospital de
Antezana. El origen de la propiedad de la Calle Imagen
en la que nace Cervantes se sitúa en la relación de
su tía “La Bella María” con el hijo del Tercer Duque
del Infantado, un pleito por el reconocimiento de su
hija en común, Martina de Mendoza terminará siendo
favorable para la familia de Cervantes, y es el que les
proporciona rentas suficientes para comprar la casa
donde hoy se sitúa el Museo de Cervantes.
Rodrigo se casará con Leonor de Cortinas, natural
de Arganda, villa cercana a Alcalá y madre de
Cervantes, de la que poco sabemos salvo que sabía
leer y escribir, algo muy poco usual en la época
incluso entre las clases altas. En esta casa de Alcalá
nacerán cinco de los siete hijos del matrimonio:
Andrés, Andrea, Luisa, Miguel y Rodrigo.
Luisa ingresará con tan solo 18 años en el Convento
de Carmelitas de la Purísima Concepción o de la
Imagen, situado en la misma calle, del que será
priora en tres ocasiones. Se cree que en 1564
Rodrigo y su hijo Miguel viajan a Alcalá para
gestionar el ingreso de Luisa en este Convento,
visitado en varias ocasiones por la propia Santa
Teresa de Jesús. Encontrar sus restos, que sabemos
descansan entre sus muros, nos permitiría
confirmar que los hallados en los Trinitarios de
Madrid pertenecen a Cervantes, un deseo imposible
debido al tradicional enterramiento en osarios que
impide su localización exacta y a la azarosa vida del
convento asaltado durante la Guerra Civil. El tío de
Cervantes, Juan, residió en la Casa de la Calzonera,
situada frente a la de Cervantes en la Calle Mayor,
suponemos que fue en esta residencia en la que se
alojaron Rodrigo y Miguel en sus numerosas visitas
a Alcalá.
Nuestra ciudad estuvo por lo tanto muy relacionada
no solo con Cervantes, sino también con su familia,
también se conservan en el Centro de Interpretación
Los Universos de Cervantes las actas de bautismo de
los hermanos de Cervantes nacidos en Alcalá.
Así empezó todo, seguramente con un paseo por la Calle Mayor en brazos de su padre, un recién nacido
Cervantes tuvo su primer contacto con Alcalá de Henares. Aquel paseo terminó en la parroquia de Santa
María, dónde aquel infante que tendría por nombre Miguel, quizá por haber nacido el 29 de septiembre, recibió
las aguas del bautismo. De este modo quedó consignado en el libro de bautismos de la citada parroquia
que hoy se conserva, como el bien más preciado de la ciudad, en el consistorio complutense. Un clérigo,
que ha pasado a la historia no por sus muchas letras, si no por escribir aquellas que demuestran el origen
complutense del autor de El Quijote nos dejó escrito lo siguiente: “En domingo, nueve días del mes de octubre
de mil e quinientos e cuarenta e siete años, fue bautizado Miguel, hijo de Rodrigo de Cervantes e su mujer doña
Leonor; fueron sus compadres Juan Pardo; baptizole el Reverendo Señor Bachiller Serrano Cura de nuestra
Señora, testigos Baltasar Vázquez, Sacristán e yo que lo bapticé y firmé de mi nombre. Bachiller Serrano”.
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Fue complutense Miguel, como su padre Rodrigo
que declara serlo en 1552 para salir de la cárcel
en Valladolid. También naturales de Alcalá, tal como
se lee en el mismo libro de bautismos, fueron sus
hermanas Andrea y Luisa bautizadas en Alcalá en
noviembre de 1544 y agosto de 1546, por último
Rodrigo, el soldado, también recibió las aguas del
cristianismo en la ciudad en 1550.
Nobleza obliga y por eso nuestro paseo por un lugar
de Alcalá, o por muchos lugares de Alcalá, tras
las huellas de Cervantes, comienza por la antigua
parroquia de Santa María, en la conocida como
Capilla del Oidor, actualmente sede del Centro de
Interpretación los Universos de Cervantes. La iglesia
dónde recibieron bautismo los Cervantes sufrió,
como tantas iglesias de Alcalá, la ira de los hombres,
desapareciendo casi en su totalidad pasto de las llamas en la contienda civil que asoló nuestro país en el
siglo XX. El edificio muy dañado por el fuego se consideró irrecuperable, y solo quedaron en pie los restos
del ábside, la solitaria torre que se ha convertido en un símbolo de la ciudad y las capillas laterales, que
se llamaban del Oidor, de san Juan de los Caballeros y del Cristo de la Luz. Estas capillas perfectamente
restauradas se han convertido en una magnífica sala de exposiciones, y en una de ellas, concretamente en la
del Oidor, tras cruzar bajo un hermosísimo arco de yesería mudéjar, podemos ver la pila bautismal. No nos
llamemos a engaño, la pila que observamos, y a la que daremos la vuelta completa como si de una Kaaba se
tratara, no es aquella en la que el Bachiller Serrano acristianara a nuestro Miguel. La original se perdió fruto del
saqueo y de la inquina de los hombres tras la citada contienda y hubo de ser restaurada, no hace demasiados
años, como homenaje de la ciudad a Cervantes; pero eso sí, para satisfacción de todos, mitómanos al fin y al
cabo, se insertaron en la nueva pila algunos pedazos de la antigua, pedazos que buscaremos mientras damos
una o dos vueltas más a la pila de piedra, como si de un extraño ritual se tratara.
Antes de abandonar este lugar debemos mirar con
detalle la capilla en la que se encuentra la pila,
deleitarnos con las yeserías que decoran el arco
y la parte superior de los muros. Este espacio,
fundado a principios del siglo XV por Pedro Díaz
de Toledo, oidor del Rey Juan II de Castilla es uno
de los más hermosos de la ciudad. Así mismo,
siempre es agradable pasear por la barroca capilla
del Cristo de la Luz que nos sorprenderá con una
excelente exposición y por lo que queda de la
sacristía, con una de las restauraciones de cubierta
más originales que hayamos visto.
Continuáremos paseando tras las huellas de Cervantes atravesando la plaza del insigne cervantista
Rodríguez Marín, dejaremos a la derecha la torre de Santa María, desde la que tenemos una de las
más hermosas vistas de la ciudad y giraremos a nuestra izquierda. De inmediato el gran volumen
barroco del Colegio de Málaga nos sobrecogerá, pero no se encaminan a él nuestros pasos, si no
hacia la calle Trinidad, dónde veremos, elevándose sobre un podio como si quisiera asomarse a la
Plaza de Cervantes, el Colegio Convento de los Trinitarios Descalzos Redentores de Cautivos. Dos
colegios de trinitarios tuvo Alcalá, el de los Calzados en la calle Colegios y éste fundado en 1601,
que esconde tras su austera fachada con curiosos aletones, una estupenda iglesia convertida hoy
en biblioteca. Quizá sin los trinitarios no hubiéramos tenido Quijote. Fue un trinitario, calzado, más
trinitario, Fray Juan Gil, que rescató a Cervantes de su cautiverio en Argel en 1580 justo cuando
iba a ser embarcado, en un viaje sin retorno, con destino a Constantinopla. Sirvan estas líneas
de homenaje a Fray Juan Gil, cuyo servicio a la literatura y a la humanidad no han sido nunca
suficientemente agradecidos.
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“Yo he estado en Árgel cinco años esclavo” Miguel
de Cervantes.
El cautiverio en Argel fue uno de los episodios más
importantes de su vida y este tema, de una u otra
manera, se vio posteriormente reflejado en muchas
de sus obras como la Historia del Cautivo de El
Quijote, Los Baños de Argel y La Española Inglesa.
Cervantes sirvió diez años como soldado y luchó en
la batalla de Lepanto el 7 de octubre de 1571 bajo
el mando de Don Juan de Austria. Esta batalla fue
calificada por el propio Cervantes como “la más alta
ocasión que vieron los siglos pasados…”. No tendría
que haber participado en el combate por encontrarse
enfermo de fiebres pero insistió en luchar y recibió
tres disparos de arcabuz, uno en la mano izquierda que
quedó inutilizada de por vida. Después de Lepanto y
tras cuatro años sirviendo en el ejército, a pesar de sus
heridas, regresaba a España en la Galera Sol con cartas
de recomendación de don Juan de Austria cuando esta
fue capturada en 1575 por piratas berberiscos, y es
llevado como cautivo a Argel.
Se pidió por su liberación un altísimo rescate, las
cartas de recomendación de Don Juan de Austria
hicieron pensar que se trataba de un personaje de
importancia y con riquezas. La ciudad de Argel vivía
en aquella época de la piratería y contaba con más
de veinte mil cristianos presos. Cervantes nunca se
resignó a su situación y trato de fugarse hasta en
cuatro ocasiones. En julio de 1579 su madre doña
Leonor de Cortinas consigue entregar 300 ducados
para su rescate, con gran esfuerzo para su familia, y
a través de la Orden de la Santísima Trinidad logra
la liberación de Cervantes. En el último momento y
cuando Cervantes ya estaba encadenado en una de
las galeras que partían para Constantinopla, Fray
Juan Gil reúne los 200 escudos que faltaban para su
liberación entre los mercaderes españoles de Argel.
Cervantes vuelve a España tras diez años pasados
entre el ejército y el cautiverio.
“La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos
dones que a los hombres dieron los cielos; con ella
no pueden igualarse los tesoros que encierran la tierra
y el mar: por la libertad, así como por la honra, se
puede y debe aventurar la vida”.
En un manuscrito con la relación impresa en Granada
de los cautivos rescatados de Argel es donde encontró
el bibliotecario Juan de Iriarte en el año 1748 la frase
en la que se indica que Miguel de Cervantes era
natural de Alcalá de Henares.
Testimonio de Argel:
“En la ciudad de Argel, a diez y nueve días de el
mes de Septiembre (de 1580)… el muy reverendo
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Fray Juan Gil, redentor susodicho, rescató a Miguel
de Cervantes, natural de Alcalá de Henares, de edad
31 años (iba a cumplir 33), hijo de Rodrigo de
Cervantes e de doña Leonor de Cortinas, vezino de
la villa de Madrid, mediano de cuerpo, bien barbado,
estropeado de le braço y mano izquierda… Costó
su rescate quinientos escudos de oro/en oro de
España. No lo quería dar su patrón, si no le daban
escudos de oro/en oro de España, porque si no, le
llevaban a Constantinolla”
Volveremos sobre nuestros pasos hasta la calle Colegios, esta vía fue llamada en el siglo XVII calle Roma,
algunos dicen que por seguir el trazado de la antigua calzada romana, otros por la cantidad de cúpulas
y espadañas que la poblaban, y sin duda, retomado las palabras de Cervantes, la calle era “triunfante en
ánimo y nobleza”. Caminando hacia oriente dejaremos atrás el Colegio de Málaga, frente a éste veremos el
ábside de la malograda iglesia de Santa María, y junto a un pequeño pero evocador callejón encontraremos
el siguiente punto de nuestro paseo, el colegio de Teólogos de la Madre de Dios. Este humilde colegio de
ladrillo, enmarcado entre dos torreones, fue uno de los más famosos de su tiempo. En el residían estudiantes
de teología y medicina, y dio a lo largo de su historia más de 40 obispos. Pero no es la grandeza del colegio lo
que hoy nos ocupa, ni tampoco el que conserve un evocador patio del siglo XVI. Lo que importa en esta ruta es
que en este colegio se aprobó la fe de erratas de la primera parte del Quijote. El licenciado Francisco Murcia de
la Llana, tristemente célebre por la despreocupación y desaliño con que desempeñaba su labor, da testimonio
de haberlo corregido en este colegio el uno de diciembre de 1604. Por caprichos del destino, la fundación
colegial que realizara Cisneros en 1513, hoy acoge al Colegio de Abogados de la ciudad complutense, que
nos trae a la memoria la condición de persona genéticamente litigante del autor del Quijote.
Testimonio de las erratas
Este libro no tiene cosa digna que no corresponda a su original; en testimonio de lo haber correcto, di esta
fee. En el Colegio de la Madre de Dios de los Teólogos de la Universidad de Alcalá, en primero de diciembre
de 1604 años. El licenciado Francisco Murcia de la Llana. Fe de erratas de la primera parte del Quijote.
Encaminamos ahora nuestros pasos hacia el Callejón de San Pedro y San Pablo, rebasando el antiguo
colegio de San Jerónimo o Trilingüe que en la actualidad ocupa la Hostería del Estudiante, Parador Nacional
desde 1929. Un último vistazo a la calle Colegios nos permitirá ver el Colegio de San Agustín, que hoy
cobija a los juzgados y el de Santo Tomás de Aquino de los Ángeles, que alberga a nuestro magnífico
Parador Nacional. Al fondo, desfigurado, el Colegio de los Trinitarios Calzados y enfrente como si quisiera
despedirse de nosotros, la espadaña del Colegio de San Basilio Magno.
Tras internarnos por el sinuoso callejón de San Pedro y San Pablo desembocaremos en la grandiosa
plaza de San Diego o de la Universidad. En este momento se hace inexcusable encaminarse hacia la
soberbia fachada de Rodrigo Gil de Hontañón y tras cruzar su umbral, recorrer los patios de la insigne
academia Complutense; para, finalmente, llegar al Paraninfo, templo de las Musas, dónde cada 23 de
Abril se homenajea a nuestro inmortal vecino con la entrega del Premio Cervantes a la Literatura en
Lengua Castellana.
Tras disfrutar del soberbio edificio fundado por Cisneros, debemos continuar nuestra ruta caminando por
la calle Beatas hasta la de los Libreros. Calle de nombre gremial y evocador que alude a los comercios que
la ocuparon en el siglo XVI. En esta calle poblada de imprentas, recta, ancha y de bellos colegios vio la
luz la primera novela de Cervantes: La Galatea. El texto se editó en 1585, en la imprenta de Juan Gracián,
por deseo del autor. Es como si Cervantes, en un homenaje a la ciudad que le vio nacer, hubiera elegido
Alcalá para dar a luz su primera obra literaria. Tan solo el recuerdo del lugar de la impresión ha llegado a
nuestros días, tipógrafos, cajistas y libreros dejaron la ciudad tras el cierre de la Universidad de Alcalá en
el siglo XIX, en su lugar una sucursal bancaria dice ostentar el honor de estar ubicada en el solar donde se
asentaba el negocio de Gracián.
Desde la calle Libreros, casi sin darnos cuenta, caminaremos hasta la Plaza de Cervantes, majestuoso
tributo de una ciudad a un hijo. Desde aquí nos sobrecogerá por su tamaño, por su grandeza, por su
hermosura, por su cielo intensamente azul, por su bullicio, sus caminantes, su gente sentada, sus terrazas.
Nadie que se acerque por primera vez a la plaza de Cervantes permanece indiferente. Sin duda es el
corazón de la ciudad. La antigua plaza del mercado, el lugar que a lo largo de la Edad Media daba impulso
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económico a la sociedad complutense cambió su denominación allá por el siglo XIX. Dejó de llamarse
plaza del Mercado para ser denominada de Cervantes. Es el homenaje de una ciudad que regala su corazón
a un hijo. En el centro, presidiendo el espacio, Miguel, contemplando desde su pedestal imperturbable el
quehacer de sus paisanos.
Ante nuestros ojos, a la derecha, se abre un bosque de columnas y pilares, es la calle Mayor. La arteria
por la que corría y corre la sabia de la ciudad. El pulso de la sociedad complutense. Siempre llena de
gente que va y viene, uno podría pensar que el Concejo desde tiempo inmemorial contrata a personas con
el único fin de ir y venir. Podemos presumir de calle, de longitud, de belleza arquitectónica y sobre todo
de vida. Dicen que nuestra calle Mayor es la vía soportalada más larga de España, no lo dudo, pero quizá
sea más importante que se trata de la calle Mayor más viva de España. Ya en el siglo XVI era el núcleo
comercial de la ciudad, compras, ventas, tratos, robos, carreras, amor, venganzas, peleas, celos, trueques,
prestamos, bodas, funerales, requiebros, bautizos, la vida en sí transcurría en la calle Mayor, y en el
centro de la misma, los lugares más importantes de
nuestro paseo: la Casa Natal de Cervantes, la casa
de la Calzonera y el Hospital de Antezana.
La tradición complutense dice que el cirujano
Cervantes, padre de nuestro inmortal autor,
ejercía la medicina en el Hospital de Antezana. No
pasará inadvertido el Hospital para el caminante,
ya que es el único espacio de la calle que no
tiene soportales. Este Hospital fundado en 1483
por D. Luis de Antezana, en lo que fue su casa,
constituye un auténtico fósil de la arquitectura
doméstica complutense. Tras cruzar el umbral de
su pesada puerta de madera te sumerges en un
pequeño universo en el que parece que el tiempo
se ha detenido. El sobrecogedor silencio del patio
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contrasta con la algarabía que hemos dejado en la calle. No cuesta mucho imaginar el dolor del estudiante
que herido tras una reyerta pide auxilio en el hospital, y la atención del cirujano, quizá nuestro Rodrigo
de Cervantes, cosiendo la herida y practicando una sangría. Detengámonos un instante, sentémonos en
un banco y escuchemos al pájaro que canta despreocupado entre las hojas de la acacia; es el momento
de recordar a Ignacio de Loyola, que en 1526 encontró acomodo en esta casa a cambio de cocinar para
los enfermos. Antes de salir recordar que esta institución, aún en funcionamiento, se sustenta gracias a la
generosidad y los donativos que complutenses y visitantes aportan a su cepillo casi diariamente.
Este hospital de Ntra. Sra. De la
Misericorida fue fundado en 1483 por D.
Luis de Antezana y Dª Isabel de Guzmán
para transeúntes y enfermos y es el más
antiguo de Europa en funcionamiento desde
su fundación. Destacan del edificio bello
alero de madera del siglo XV y su evocador
patio castellano. En la capilla sobresale
la imagen de la Virgen de la Misericordia
atribuida a Martínez Montañés. En este
edificio, lindante con la Casa de Cervantes,
algunos autores afirman que trabajó su
padre como cirujano sangrador. En una
ciudad como Alcalá que contaba en la
época con más de 2.000 estudiantes de
medicina las dificultades para vivir de su
oficio eran cada vez mayores. En 1551
toda la familia parte para Valladolid desde
Alcalá, intentando mejorar sus condiciones
de vida. En este Hospital también residió
siendo estudiante de la Universidad de
Alcalá en el s. XVI San Ignacio de Loyola.
De nuevo en la calle, nuestros oídos tardan en acomodarse a la algarabía, tras dejar el sosiego del Hospital. Pero
pronto algo llama nuestra atención, un gran revuelo junto a un banco, personas que se sientan y se levantan sin
descanso, poses y fotografías sin fin, son las esculturas de D. Quijote y Sancho Panza que el escultor Requejo
talló para Alcalá en el año 2005, y que hoy, tan sólo 10 años después, ya son un auténtico icono de esta ciudad.
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debemos fijarnos en una gran casona que se sitúa
justo frente a la que acabamos de dejar haciendo
esquina con las dos calles mencionadas. La casa
en cuestión es fácil de reconocer, su fachada en
color albero y el escudo de la Universidad hacen
que no pase desaperciba. Es la conocida como
casa de la Calzonera. El nombre hace alusión
a la que fue su propietaria, y como para todo
hay versiones unos dicen que se llama así por
tener la señora una tienda en la que los vendía
y otros por llevarlos bien puestos en su casa,
para gustos los colores. Lo que importa es que
esta casa fue en su día de Juan de Cervantes, tío
de Miguel, que por su ocupación debió gozar de
mejor situación económica que la de Rodrigo, al
menos a juzgar por el tamaño de la casa. También
podemos afirmar que en ella debieron residir
Miguel y su familia en las frecuentes visitas que
hicieron a Alcalá.
Junto a la casa de la Calzonera y frente a la puerta
lateral, que fue principal en el siglo XVI, de la
Casa de Cervantes, podrá ver el paseante la fachada de la casa del complutense Manuel Azaña Díaz.
Azaña, presidente de la Segunda República y talentoso escritor, fue vecino, aunque con siglos de
diferencia de nuestro personaje.
Y así, tras un jardín, junto al Hospital de Antezana,
encontramos la Casa en la que vino al mundo
el Príncipe de los Ingenios. Hoy el inmueble,
perfectamente documentado gracias a la
incansable labor del investigador D. Luis Astrana
Marín, se ha convertido en museo. El museo
recrea la vida de una familia acomodada del siglo
XVI, los Cervantes lo fueron, pero cuando nació
nuestro autor, no atravesaban su mejor momento
económico. La familia de Miguel vendió la casa
en 1551, y así Cervantes inició una suerte de vida
nómada que le acompañará el resto de sus días.
La casa de dos plantas, con bellas columnas de
piedra en planta baja y sencillas vigas de madera
con balaustrada en los corredores superiores,
reconstruye en sus estancias la vida de la familia
de Cervantes antes de abandonar la ciudad.
Además, una parte del museo está dedicada a
la exposición de obras cervantinas, lo que hace
la visita, si cabe, aún más interesante. Al entrar
en la Casa de Cervantes nos asalta una pregunta
¿Qué reconocería Cervantes si recorriera hoy su casa de Alcalá? La casa, aunque transformada por el
paso de los años conserva muchos elementos que datan de la época de Cervantes que él recordaría
y reconocería en nuestros días. La puerta con entrada por la calle de la Imagen, el patio que conserva
balaustres de madera originales, el pozo con su brocal y garrucha, la escalera, la cueva o las pinturas
murales que aún decoran la pared de adobe del despacho, permitirían a Cervantes reconocer sin
ninguna duda como suya la casa que hoy le rinde homenaje como museo.Tras visitar la Casa de
Cervantes de nuevo en la calle Mayor y antes de comenzar a caminar por la calle de la Imagen
El convento de Carmelitas Descalzas de la Purísima
Concepción o de la Imagen se asienta en una de
las más bellas casas palacio de la ciudad. La casa,
adquirida gracias al patrocinio del aya de Felipe II Doña
Leonor de Mascareñas, era un palacio atribuido
al arquitecto Alonso de Covarrubias. Destaca en
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Casi sin darnos cuenta hemos llegado al siguiente punto de nuestro itinerario, el convento de Carmelitas
Descalzas de la Inmaculada Concepción, conocido como convento de la Imagen. El cenobio recibe su
nombre la figura que alberga la hornacina de su fachada, y que algunos autores sostienen que también
bautizó la vía en la que se ubica. Un 11 de febrero de 1565 profesaba como religiosa en este convento
Luisa de Cervantes, que desde aquel día paso a llamarse Luisa de Belén. Luisa, con apenas 18 años
inició una vida de oración y sacrificio que no abandonaría jamás. El edificio, de bella portada renacentista
atribuida al genio de Covarrubias, albergó entre
sus muros en 1580 a Santa Teresa de Jesús, con
la que la hermana de Cervantes compartiría rezos,
preocupaciones y desvelos. Luisa que llegó a
ser priora del convento en tres ocasiones, murió
en esta casa entre 1620 y 1623. En este punto
surge la duda, ¿Por qué profesa Luisa en Alcalá
si su familia ya no vive aquí? ¿Acaso Luisa y sus
hermanos permanecieron en casa de su tío Juan
mientras Rodrigo, el padre, vagaba de ciudad en
ciudad buscando mejor fortuna? ¿Se alojó la familia
Cervantes en la vecina casa de la Calzonera cuando
vino a Alcalá con motivo de la profesión de Luisa?
Preguntas sin respuesta, pero quizá no alejadas de
la realidad, que explicarían la amistad del joven
Cervantes con ilustres complutenses como el poeta
Francisco de Figueroa, conocido como “el Divino” por su extraordinario talento.
Desde la calle Imagen llegamos a la de Santiago, amplia, recta y llena de casonas, colegios y conventos,
en su día albergó el barrio musulmán de la ciudad. Nuestro paseo continúa caminando hacia el oeste, en
dirección al monasterio de San Bernardo. Antes de llegar un gran edificio llama nuestra atención, es el
antiguo Colegio de los Dominicos, que hoy alberga las instalaciones del Museo Arqueológico Regional.
Unos pasos más adelante se abre a nuestra derecha la plaza de San Bernardo, magnífico ejemplo de
urbanismo barroco, que se cierra con la fachada del monasterio cisterciense que da nombre al lugar, y que
conocemos como Las Bernardas. El monasterio de San Bernardo, el lugar elegido para poner fin a nuestra
ruta, fue mandado construir en 1618, como si de un autentico capricho se tratara, por el cardenal Bernardo
de Sandoval y Rojas, a la sazón tío del todopoderoso duque de Lerma. Sin duda este templo, ideado por
Juan Gómez de Mora, es el más hermoso edifico barroco de la ciudad y quizá el más impactante de todos
los que hemos contemplado. Su extraordinaria cúpula, sus sinuosas líneas, y su magnífico museo son
el recuerdo vivo que dejó el Cardenal a la ciudad del Henares. Bernardo de Sandoval y Rojas muestra en
su villa de Alcalá su condición de mecenas de las artes, como venía mostrando desde tiempo atrás su
condición de mecenas de las letras, al convertirse en el más importante protector del alcalaíno más ilustre,
Miguel de Cervantes. La grandeza de este edificio nos habla de la grandeza de su fundador, que fue uno de
los pocos hombres de su tiempo en valorar la calidad literaria de Cervantes.
su fachada la ausencia de motivos religiosos,
mostrándonos cupidos, dragones y monstruos.
Solo un escudo del Carmelo, bastante posterior,
nos habla de su uso religioso. En la clausura se
conserva una bella escalera que se cubre con un
excelente artesonado.
El monasterio de San Bernardo es quizá el más rico
de Alcalá desde el punto de vista patrimonial. El
edificio construido por Juan Gómez de Mora en
1618 destaca por su iglesia de planta oval que se
cubre con una extraordinaria cúpula elíptica. La
colección de pintura firmada por el italiano Angelo
Nardi en 1620 convierte el templo en un perfecto
ejemplo de conservación in situ de un programa
icnográfico barroco vinculado a la Virgen María. El
baldaquino del hermano Francisco Bautista destaca
por su originalidad y belleza. En la planta superior,
dónde se ubicaban las tribunas, se encuentra un
excelente museo de arte religioso con objetos de
esta misma clausura, que se complementa con una
espléndida vista de la Iglesia, cierra un conjunto de
singular belleza y armonía.
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Nuestro universal autor no fue un hombre rico en su época, de esto hay varios testimonios, como el que
cuenta el Licenciado Márquez Torres en su aprobación a la segunda parte de El Quijote. Según nos dice
Márquez Torres vino una embajada francesa a Madrid a tratar de las bodas de los príncipes, los caballeros
galos preguntaron por Cervantes y él respondió la verdad, “que era viejo, soldado, hidalgo y pobre” éstos,
impresionados, preguntaron como el estado no tenía a un escritor tan importante en mejores condiciones,
a lo que otro caballero espetó “Si necesidad le obliga a escribir, plega a Dios que nunca tenga abundancia,
para que con sus obras, siendo él pobre, haga rico a todo el mundo”. Así, rico en letras y pobre en dinero,
vivió Cervantes los últimos años de su vida gracias a la protección y caridad del arzobispo de Toledo don
Bernardo Sandoval y Rojas, al que recordamos ahora con las palabras de agradecimiento que Cervantes le
dedica en su prólogo de la segunda parte de El Quijote “Vívame la suma caridad del ilustrísimo de Toledo,
don Bernardo de Sandoval y Rojas, aunque no haya imprentas en el mundo y aunque se impriman contra
mi más libros que letras tienen las coplas de Mingo Revulgo”.
Así, en un lugar de Alcalá, tras recorrer las huellas de Cervantes, ponemos fin a nuestro singular paseo,
despidiéndonos con los deseos y las palabras del autor, que en los últimos días de su vida, “puesto ya un
pie en el estribo y con las ansias de la muerte” nos dejó escrito: “¡Adiós, gracias; adiós donaires; adiós
regocijados amigos; que yo me voy muriendo, y deseando veros presto contentos en la otra vida!”
Vale.
Textos: José Vicente Pérez Palomar
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B Capilla del Oidor*. En esta Iglesia fue bautizado
Miguel de Cervantes un 9 de octubre de 1547, la
pila bautismal se conserva en este edificio dedicado
a la figura del escritor. Que cuenta con interesantes
exposiciones temporales.
C Colegio de Teólogos de la Madre de Dios.
Este colegio fue uno de los más importantes de la
Universidad de Alcalá. En 1604 se dio Fe de Erratas
de la primera parte de El Quijote en este edificio,
hoy sede del Colegio de Abogados.
D Plaza y Estatua de Cervantes. La Plaza de
Cervantes fue plaza del Mercado hasta 1879, año
en el que cambió su nombre por el Cervantes. La
estatua es obra de Pedro Nicoli, inaugurada el 9
de octubre de 1879, siendo Alcalde de la ciudad
Esteban Azaña, padre de Manuel Azaña.
E Colegio Mayor de San Ildefonso*. En su bello
Paraninfo artesonado se entrega cada año el Premio
Cervantes de Literatura, el galardón más importante
a las letras en castellano.
F Imprenta de La Galatea. En la calle Libreros 9 se
situaba la imprenta de Juan de Gracián en la que se
Ruta Cervantina
El itinerario recorre aquellos lugares de Alcalá de Henares relacionados con la vida y la obra de Miguel de
Cervantes: La casa en la que nació en 1547, los edificios relacionados con su familia o aquellos vinculados
a la publicación de sus obras.
* Edificios abiertos al público. Consultar horarios en las Oficinas
de Turismo y en www.turismoalcala.es.
El recorrido de esta visita se realiza aproximadamente en 1 hora y media.
realizó la impresión de La Galatea, la primera novela
de Cervantes. En un edificio, hoy desaparecido, una
placa recuerda este hecho.
G Museo Casa Natal de Cervantes*. En un
documento encontrado por el historiador Astrana
Marín queda demostrado que en esta casa residía
la familia de Cervantes. El edificio se restauró
en 1956 convirtiéndose en Museo, que evoca,
en sus trece salas, una casa de una familia
castellana acomodada de la época. Destaca una
completa colección de ediciones de El Quijote
procedentes de todo el mundo.
H Hospital de Antezana*. Según la tradición en
este Hospital, situado junto a la Casa de Cervantes,
trabajó Rodrigo, su padre, como cirujano sangrador.
Fue fundado por Luis de Antezana en 1483 para
transeúntes y enfermos y es el más antiguo de
España que ha cumplido ininterrumpidamente esta
función.
I Casa de la Calzonera. Con este nombre se
conocía esta casa de la calle Imagen, 1 que fue
propiedad de Juan de Cervantes, tío del escritor.
J Convento de la Imagen. De este convento,
visitado por Santa Teresa de Jesús en varias
ocasiones, fue tres veces priora la hermana de
Cervantes Sor Luisa de Belén. Es uno de los más
bellos de Alcalá, ejemplo de arquitectura plateresca
atribuido a Alonso de Covarrubias.
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Información:
Ayuntamiento de Alcalá de Henares
Plaza de Cervantes, 12. 91 888 33 00
Concejalía de Turismo
Calle San Juan, 3
cturismo@ayto-alcaladehenares.es
turismoalcala@ayto-alcaladehenares.es
Tel.: 91 888 33 00 Ext.: 6272/6271
Oficina Municipal de Turismo Plaza de Cervantes
Callejón de Santa María, 1. 91 889 26 94
otcervantes@ayto-alcaladehenares.es
Oficina Municipal de Turismo Plaza de los Santos Niños
Plaza de los Santos Niños, s/n. 91 881 06 34
otssnn@ayto-alcaladehenares.es
www.ayto-alcaladehenares.es
www.turismoalcala.es
Twitter: @AHTurismo
Dep. Legal: M-1077-2016
www .turismoalcala.es
www.ayto-alcaladehenares.es
Área de Turismo
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